TEB
TRASTORNOS DEL ESPECTRO BIPOLAR

Vive la Vida en Plenitud
Los Trastornos del Espectro Bipolar (TEB) son una familia de trastornos que incluyen el Trastorno Bipolar I, el Trastorno Bipolar II y el Trastorno Bipolar No Especificado (TBE). Estos trastornos se distinguen por la duración y gravedad de los síntomas. Los trastornos bipolares se caracterizan por fluctuaciones entre estados de manía y depresión. En la práctica, la presencia de un episodio maníaco/hipomaníaco suele ser el catalizador para un diagnóstico, aunque la depresión casi siempre está presente también. La manía es un período de estado de ánimo anormal y persistentemente elevado, expansivo o irritable. No se trata simplemente de un breve período de "sentirse en la cima del mundo" en un buen día, sino más bien de una desviación marcada del funcionamiento normal día a día. Es un patrón de comportamiento que puede incluir sentimientos de grandiosidad, hablar excesivamente, disminución de la necesidad de sueño, pensamientos acelerados, déficit de atención, comportamiento extremadamente orientado a metas y comportamientos de riesgo. En casos más graves, puede incluir características psicóticas e interferir significativamente en el funcionamiento diario. El episodio depresivo incluirá un estado de ánimo bajo y/o irritabilidad consistente con la depresión mayor. Aquellos con trastorno bipolar tienen un riesgo elevado de suicidio, por lo que es muy importante que sigan su tratamiento farmacológico y sean monitoreados si muestran posibles riesgos.
TRATAMIENTO
El tratamiento de primera línea para los Trastornos del Espectro Bipolar es el manejo con medicamentos a cargo de un psiquiatra de confianza. Esto generalmente implica la prescripción de un estabilizador del estado de ánimo, como el litio u otros anticonvulsivos, que han demostrado ser efectivos en el manejo de los síntomas maníacos y en la reducción de la incidencia de episodios maníacos y depresivos. Sin embargo, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser un complemento eficaz para ayudar al niño a identificar desencadenantes, regular las emociones, tolerar la angustia y mejorar la adherencia al tratamiento. Además, se puede enseñar a los seres queridos cómo reconocer los síntomas y reducir el estrés como medio para reducir el riesgo de futuros episodios. Dado el riesgo relativamente alto de suicidio, nuestros clínicos trabajan con los seres queridos para identificar factores de riesgo y desarrollar un plan de prevención.






